Un viaje muy chingón (Parte I)
La Salida Y La Llegada


Después, ¿por qué no? una mani-
festación en la que tuviera fama de la avenida más larga del mundo, la Avenida Insurgentes. No pudimos bajarnos para apoyar la lucha, pero pues sí les tomamos unas fotos en calzones a los viejos, y a las viejas, que andaban totalmente empelotadas, lamentablemente no nos dio tiempo de retratarlas para la posteridad.

Finalmente, ya una vez fuera de la ciudad de México y después de aproximadamente 10,00 horas en el coche, literales, pudimos bajarnos a comer a Real del Monte, pueblo minero por excelencia, del cual se dice se llegó a sacar por muchos años el 25% de la plata mundial anual.
Aquí viene lo bueno. Después de comer teníamos que llegar a Huasca para de ahí tomar la desviación al campamento, no sin antes haber hecho las paradas correspondientes para comprar los hielos necesarios para nuestros chupes de la noche, con los cuales s

... llegar a Huasca no tiene el menor problema, pero cruzándola, 11km de terracería entre choceríos y con señalizaciones como esta, créanme no es tan fácil llegar y menos cuando te cierran el único camino que te conocías. ¿Mi preocupación? Que vendrían dos coches más pero a destiempos. Huachi hasta eso pudo llegar al atardecer, pero a Memo y Juli, que salieron a las 4 de la tarde del DF (obscurece a las 6:30pm), se les ponchó una llanta en el camino... sin comentarios, sólo diré que Juli tiene unos HUEVOTES por aventarse el viaje a obscuras, obscuras en todos los sentidos: de noche, sin conocer, sin señalizaciones, sin gente a quien preguntar...

mente.
Por cierto, esta casa de campaña, propiedad de mi primo, era de 3 cuartos, o sea, enorme, con chingos de tubos para armar (tantos que al final sobraron) Y NUNCA LA HABÍA ARMADO, y él de los más despreocupado y nosotros con 10-15 minutos de luz, pero la verdad es que la armamos en corto antes de que obscureciera... bueno, la armaron porque yo me dediqué a tomarle fotos al atardecer.
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